Héctor Aponte Alequín / Primera Hora
Si José José es “el Príncipe de la Canción”, pues Cristian Castro es “el Principito”. Y no es que el diminutivo le reste méritos; al contrario, el cantante mexicano reafirmó que los tributos son más que cantar las canciones de otro. En cambio, se necesita rozar la perfección para rendir verdadero honor.
Tal vez ése es el logro que le permitió echarse al bolsillo por igual a los preadolescentes, jóvenes y adultos que llenaron la noche del viernes la Sala Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes de San Juan (CBA) en su concierto Viva el príncipe.
Al artista de 38 años de edad le devolvieron los suspiros y gritos que ofreció con comentarios jocosos y serios entre un repertorio de 30 canciones que incluyó éxitos de José José y otros propios.
“Me da mucho gusto poderles interpretar esta nostalgia que siento por José José. Sus canciones y su voz me inspiraron de tal manera que todo cambió, el mundo cambió”, expresó un sonriente Castro luego de finalizar Ahora no, tema que detonó aplausos y gritos de “Bello!” y “Te amo!” desde sus primeras notas.
Así, el artista empezó el espectáculo a las 8:40 de la noche mientras piernas femeninas temblaban y manos tapaban bocas en señal de pudor fingido. Es que Cristian Castro fue generoso con guiñadas y besos antes de elevar su voz de tenor ligero para proseguir con El amar, Amor, amor y Lo que un día fue..
Esa cualidad vocal, sumada a su talento para el falsetto, le siguió dando el mismo resultado a lo largo de La nave del olvido, Si me dejas, Volcán, El triste y Ya lo pasado, pasado, entre otras melodías de José José que le merecieron ovaciones.
Mientras cantaba, el solista aprovechó para acercarse a algunas personas del foso y hacer como si les hablara al oído. Cuando el resto de la audiencia se puso celosa, repitió el gesto a distancia, lo que generó más risas de complicidad.
Castro supo, no obstante, respetar el motivo de su show, por lo que recordó con seriedad la vida y carrera artística de José José al reseñar datos biográficos, como su faceta de contrabajista. Aun así, se escuchó entre los espectadores alguna que otra carcajada de mofa a las 8:37, minuto en el que se anunció el inicio de la velada con un vídeo en el que se mostraba a Cristian con su padre, el comediante Manuel “el Loco” Valdés, y José José.
El denominador común de ambas facetas: alegre y sobria, fue la ausencia de sudor, desafinaciones, carraspas y dilaciones: en fin, ni un solo signo de desgano exhibió Cristian Castro. Sin embargo, la naturalidad al cantar contrastó con una voz algo robotizada al hablar, como si tuviera un libreto memorizado o estuviera recitando un poema.
“Mi pasión, como la de él (José José), es cantar”, dijo el intérprete al poner en palabras lo que fue aún más evidente en el segundo segmento del espectáculo, cuando entonó algunos de sus sencillos más exitosos con una ropa un poco menos formal. Por amarte así, Volver a amar, No hace falta y Yo quería parecieron evocar recuerdos en algunos preadolescentes acompañados de sus padres, pues las familias enteras los coreaban.
La tercera y última sección incluyó una combinación de números de José José y propios, como Azul, Ángel, El culpable soy yo, Gallito feliz, Mañana mañana, Vuélveme a querer, Nunca voy a olvidarte, Lloran las rosas, Cuando me miras así, Es mejor así y No podrás. El cantante se permitió algunos brincos y sonrisas más amplias en estos segmentos,sin dejar de cuidar la elegancia del show.
A Cristian Castro lo apoyó una orquesta 13 músicos y dos coristas, y una pantalla gigante con visuales alusivos a las canciones. Sólo hubo un ligero desperfecto en el sonido en la mitad del show. El concierto duraría cerca de dos horas llenas de aplausos, el único tributo que les hizo pagar “El Principito” a sus súbditos a cambio de música y romanticismo.
Habrá más funciones la noche del sábado y el domingo, a las 5:00 de la tarde, también el Centro de Bellas Artes de San Juan.
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