Por Alci de la Rosa
Solemos ir al Parque Colón en la zona colonial de esta ciudad de Santo Domingo porque es uno de los pocos lugares que sin gastar dinero usted se solaza y bota el estrés tomando el fresco y deleitando el espíritu con el juguetear de las palomas y los ñiños que gozán al máximo el contacto con la felices aves.
Estas ovíparas se sustentan de los alimentos en granos, especialmente el maíz, que las personas que frecuentan el lugar le tiran al suelo o extienden las manos con parte del grano para que ellas se posen ahí y lo que produce una sensación de acercamiento familiar.
Quinceañeras, novias, turistas, graduando, artistas, entre otros, se hacen decenas de fotos con las vivaces palomas para tener un lindo recuerdo del momento y los espectadores también se deleitan con las diferentes ocurrencias, en fin es un lugar para toda la familia y visitantes que desean un momento de sano esparcimiento.
Sin embargo, me encuentro con un amigo de infancia, comunicador igual que quien suscribe y me reveló que el domingo pasado llevaron una gigantesca trampa-jaula en donde decenas de las palomas fueron atrapadas vivas para trasladarlas a otro lugar fuera de la capital, porque el Obispo Metropolitano no quiera más esa aves por los alrededores de la Catedral.
Es una realidad que los excrementos de las palomas embadurnan los monumentos y la estructura de la Primada de América, pero hay que tener en cuenta que ellas son una tradición y las tradiciones son muy difíciles de vencer de golpe y porrazo. A pesar de la gran cantidad que me dijeron retiraron el domingo, se sumo otra gran cantidad que vino de zonas aledañas.
Creemos que lo más plausible en este caso es que se tenga un brigada permanente de servidores públicos que mantenga con su trabajo periódico la pulcritud del lugar y que se deje al pueblo dominicano y sus visitantes disfrutar del juguetear de las palomas del Parque Colón.
¿Acaso no es la paloma el símbolo del Espíritu Santo?
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