viernes, 14 de septiembre de 2012

"INNOCENCE OF MUSLIMS" SUSCITA EL DEBATE DISCRIMEN RELIGIOSO


En distintas localidades del mundo se hicieron protestas contra Estados Unidos porque el filme proviene de California, donde fue filmado a un costo de $5 millones.

Héctor Aponte Alequín / haponte@primerahora.com

Cada vez que en una película se presentan figuras importantes de alguna religión desde un acercamiento que no es el tradicional, se hieren sensibilidades y se generan protestas.


La última tentación de Cristo (1988) y el Código Da Vinci (2006), por ejemplo, son títulos de Hollywood en los que Jesucristo no es el mismo de la Biblia, lo que provocó el surgimiento de miles de esfuerzos masivos –finalmente infructuosos– para que nunca llegaran a las salas de cine, según los sitios web oficiales de ambas producciones.
Mahoma tampoco es el mismo del Corán en la película Innocence of Muslims (La inocencia de los musulmanes). Esta figura central del libro fundacional del Islam aparece mujeriego, defensor de la esclavitud infantil y poco inteligente.

Las reacciones, asimismo, han tenido otra magnitud. La muerte del embajador de Estados Unidos en Libia, Chris Stevens, la noche del martes a manos de extremistas musulmanes, fue la primera de una racha de respuestas violentas a un supuesto corte promocional de la cinta colgado en la plataforma de vídeos de Internet YouTube, según las agencias de noticias AP y EFE.
Catorce minutos de secuencias protagonizadas por actores desconocidos en el ámbito del cine internacional y encuadres carentes de coherencia cinematográfica, en opinión del periodista Ignacio Cembrero –del periódico El País–, han trascendido al punto de suscitar que la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, explique públicamente que ese país “no tiene nada que ver con el vídeo”.
El productor del filme, el israelí Sam Bacile, identificado también como Nakoula Basseley Nakoula, explicó a AP que su objetivo es demostrar que el Islam “es un cáncer”.
En entrevistas separadas con Primera Hora, un cineasta, una abogada especializada en redes sociales de la web y dos expertos en el estudio de la fe en un solo dios –como es el caso del cristianismo, el islamismo y el judaísmo– concluyeron que la violencia generada por las películas que se burlan de figuras sagradas tiene más que ver con el fundamentalismo de los creyentes que con la obra o la intención del productor. En la ficción todo es válido, incluso las mofas hacia personajes considerados por sectores de la población como sacrosantos.

Pero cuando se trata de una producción de una calidad demasiado cuestionable y un productor que hace explícitas sus intenciones de ridiculizar un credo sobre el que ya existen prejuicios sociales o políticos bastante arraigados, la audiencia tiene el deber de exigir respeto.
Cuestión de ética
Según los teólogos Samuel Solivan y Guillermo Ramírez, es primordial entender que para los musulmanes el solo hecho de ponerle rostro a Mahoma es una falta de respeto, aun cuando esta consideración no necesariamente tiene el estatus de dogma o tradición fija en las distintas ramificaciones de esa fe.
“Debe haber una mayor exigencia de responsabilidad para los productores de cine, tener una conciencia de cómo esto impacta a mi vecino, pero la realidad es que ese no es un valor americano. Lo que importa es la ganancia o la expresión de la opinión, y eso suspende todo otro criterio que pueda tenerse en cuenta. La ética se va por la ventana”, expresó Samuel Solivan, profesor en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. “La base del largometraje es un llamado a la malicia”, añadió.
Para su colega Guillermo Ramírez, del Seminario Evangélico, en Río Piedras, se trata de un intento de “demonizar”. El teólogo piensa que un artista que vierte su fanatismo en su obra, siendo este el único enfoque evidente para el público, no hace más que restarle valor a esta.
“Tenemos dos caras de la misma moneda. Aquí aparentemente hay un fanático israelí (judío) tan fundamentalista como los fundamentalistas musulmanes que han cometido los actos violentos. En ese sentido, es una provocación, es ponerle la pajita para justificar la violencia a los musulmanes que viene después y, si se hace para buscar promoción, peor aún”, detalló Ramírez al evaluar la premisa de Innocence of Muslims.
Para Solivan, una manera “cristiana” de combatir esos intentos por generar violencia es “no patrocinar las películas”. Ramírez, del mismo modo, establece que hay que protestar, pero nunca con violencia, sino con esfuerzos educativos que erradiquen el fanatismo de manera que haya, por otro lado, más respeto y entendimiento de que no todas las manifestaciones artísticas de este tipo son afrentas a Dios.
“Esta película y estas matanzas no son consecuencia de ser musulmán o creyente en Dios en general; son consecuencia de ser fundamentalista. En todas las teologías hay fundamentalismo. Desde la perspectiva cristiana, el compromiso es exponerse y analizar, no atacar de la misma manera que nos están atacando, si es que una película se puede considerar un ‘ataque’ a nuestros fundamentos”, explicó Ramírez.
El cine ante todo
Pero las religiones también tienen que aflojar, opina el profesor de guiones y cineasta Rafael Mediavilla. Debe haber más tolerancia hacia el cine, así como un rechazo firme a la censura.
“Si un problema tenemos es que todo lo que no entendemos lo rechazamos. Ojalá entendiéramos cuál es el mensaje del Islam y hubiera una diversidad mayor de representaciones fílmicas de esa fe, pero como está prohibido traducirlo, copiarlo...”, manifestó Mediavilla. “Y es ilógico, porque cuando vivió Mahoma, no existía la representación audiovisual”, agregó.
“La película no me perturba. Me perturba el fundamentalismo que puede haber en las reacciones. El cineasta no mata, pero un fundamentalista sí”, dice corrigiéndose al añadir que un cineasta sí puede matar algo: la estética de su obra. “No se ve con valores de producción buenos”, observó sobre Innocence of Muslims.
El productor, quien tiene estudios en Teología, dijo que quienes se molestaron con la cinta arremetiendo con el Gobierno estadounidense debieron haber dirigido su furia hacia la Internet, porque es el medio de distribución.
Respecto a este factor, la licenciada Yulizette Colón-Bilbraut, especialista en plataformas sociales cibernéticas, explicó que la futura desaparición del tráiler en YouTube es prerrogativa de esta compañía.
“Solemos hablar de la libertad de expresión cuando esto no tiene nada que ver con el asunto. Esta es una plataforma privada. Independientemente las protestas se dirijan a Youtube, ellos (YouTube) tienen la potestad de quitar el vídeo en cualquier momento según otro sinnúmero de criterios”, aclaró.
“La expectativa que uno tiene es de respetar las opiniones, los credos, las expresiones artísticas, todo lo que hace a una sociedad democrática... Pero al final del día, si es en YouTube, ellos son los que deciden qué material exhiben y qué material no”, resumió la anfitriona del programa nocturno En vivo y online (Radio Isla 1320).
Este diario intentó comunicarse con los imanes (conductores de rezos) y portavoces de cuatro centros islámicos en la Isla, pero los esfuerzos no rindieron fruto. En el de Río Piedras, se informó que el imán se encuentra en Estados Unidos y no se contactaría con el fin de opinar sobre este tema.


No hay comentarios:

Publicar un comentario