lunes, 21 de noviembre de 2011

LOS DUEÑOS DE LAS EMISORAS SON LOS RESPONSABLES DE LA PORNODICCIÓN E INMORALIDADES QUE ABUNDAN EN LA RADIODIFUSIÓN DOMINICANA


         Esta tecnología construida para educar es utilizada hoy para  corromper a los oyentes

Por Alci de la Rosa

La pornodicción, el lenguaje destemplado y una actitud de arrogancia de parte del locutor animador es lo que predomina en la mayoría de la emisoras que ofertan música que tiene como blanco de público a la juventud, precisamente lo más preciado que tiene una nación porque en ella están los futuros hombres y  mujeres que mañana estarán dirigiendo el país en uno u otro sentidos.

Hoy en la prensa escrita se publican varias de las  frase favoritas de los disc jockeys como "Pídemo y te lo toco en enseguida" o "Mami, de que tamaño tú lo tienes?". En realidad  se han escuchado expresiones pero mucho más fuertes que esas, que llegan a la vulgaridad extrema, y es un desorden que ha ido creciendo por la  indiferencia de las autoridades, la infuncionalidad de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y el temor de ciertas instancias de poder que se cuidan de que se les acuse de utilizar  la censura previa.

Al presidente del Círculo de Locutores Dominicanos, Miguel Ortega, quien ha adecentado esa entidad gremial rescatando su imagen y que en su gestión se han celebrado y se siguen llevando a cabo varias e importantes actividades como Diplomados, Curso de Idiomas, Charlas y encuentros culturales y con la buena asesorìa de Rubén Darío Aponte, le quieren echar la cuaba de que es indiferente a las inmoralidades que abundan en los medios electrónicos de comunicación.

Señores, quienes tienen en sus manos para cortar de raiz ese creciente tumor maligno en el cuerpo de la radiodifusión criolla de inmediato y de una vez por todas, son nada más y nada menos que los dueños de esas emisoras, que no son ajenos a lo que está pasando. Porque ningún director de emisora sin el consentimiento de su dueño, ni mucho menos un locutor va hacer lo que le venga en gana.

En realidad, toda las emisoras pertenecen al Estado, por mejor decir, las frecuencias o canales de radio, y por medio de un permiso gubernamental se le permite su explotación a personas que invierten recursos para conformar lo que es una estación o emisora de radio.


Si la gran mayoría del pueblo dominicano se está quejando de esa barbaridad los poderes del Estado en consecuencia tiene que tomar carta en el asunto, especialmente el primero, que es Legislativo elaborando la norma que corrija ese atentado contra la moral y las buenas costumbres. 

El hombre en su formación es producto de lo que ve, oye y lee y si constantemente niños, niñas y jóvenes de uno y otro sexos están recibiendo mensajes distorsionados podemos inferir que la futura sociedad dominicana estará caracterizada la degradación de sus integrantes.    

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