Por Alci de la Rosa
El señor Felipe Heredia al ver que se aproxima el juicio de fondo de Martha Heredia, quien brilló en lo alto de la cumbre al ganar el "American Latin Idol" en Argentina y que al dar luego unos pasos inciertos cayera en el abismo profundo de un terrible caso de tráfico de la peligrosa droga heroína, pide clemencia para su atribulada hija.
Clemencia, que nace de un padre destrozado por este infausto hecho que ha hundido en la desesperación a toda su familia; clemencia para ese ser que es carne de su carne, sangre de su sangre y que podría quedar confinada por largo años hasta expiar su grave ofensa a la sociedad.
Todo buen padre que tiene hijas y que vela constantemente para que encuentren la felicidad en su trayectoria de vida, tiene que compadecerse del dolor que siente don Felipe en este momento tan dramático que nunca se imaginó vivir.
El pide clemencia a esos jueces involucrados en este caso judicial que también son padres para que acojan las atenuantes y aligeren la pena en su veredicto final sobre su acusada hija; don Felipe para ello ha presentado sabiamente un argumento que muy bien podría usar el abogado o la barra de la defensa a su favor de que a Martha se le dio a beber una sustancia alucinante en un vaso de cerveza y que acto seguido fue usada como mula para traficar con 283 gramos de heroína.
Existen tres elementos tentadores que sacan de su cauce a la persona humana: la comida, el sexo y el dinero. La comida, porque un opíparo plato hace romper la más estricta dieta; el sexo, porque para lograrlo un ser humano realiza las más inverosímiles cosas; pero el dinero es el de más alto grado porque da lo que tanto ansía el ser humano desde que abre los ojos al mundo PODER. Poder para adquirir lo que quiera, acomodarse y gozar de los placeres mundano a su gusto y sobre todo someter a los que están en su entorno a su voluntad. ¡Y en algunos casos hasta disponer de sus vidas!
Pero para lidiar con estas tentaciones hay que educarse en los valores y sabiamente escoger el camino correcto de que solo con el trabajo honesto hay satisfacción de lo habido porque cuando se logra riqueza fuera de como Dios manda todos los días y a cada paso estará el dedo acusador del tribunal de la conciencia.
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