El Chobby (Lloy C. Capellán) junto a su compadre Cheo Feliciano
En su interesante charla "Promoción vs. Artista", Lloyd C. Capellán, El Chobby contó de manera abierta como utilizó los más inverosímiles artificios para promover discos de los artistas a su cargo y convertirse en el más exitoso agente en esa materia, llegando hasta interponer a muchachas que a través de la línea telefónica sedujeran a locutores.
El acto que tuvo lugar dentro del programa "Conversando con Acroarte", se recreó en la Sala Aida Bonelly de Díaz del Teatro Nacional Eduardo Brito, fue presidido por el presidente de la entidad que agrupa a los cronistas de arte, José Antonio Aybar, miembros del Comité Ejecutivo y la conducción de ceremonia de Carlos T. Martínez.
También la presencia del Ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, quien luego del acto conversó animadamente con el charlista y otras personalidades.
Después de hacer un introito para decir que sufre la terrible enfermedad visual llamada glaucoma que poco a poco atrofia la retina del ojo hasta dejar totalmente ciega a una persona, con su gracejo caracterísco Chobby narró detalladamente como se implementó en el país lo que llamamos "payola", que en idioma inglés es Pay off law (pago fuera de ley), que consiste en pagar dinero o dar prebenda a un locutor para que suene un disco en la estación de radio en que trabaja.
Cuenta que su primera experiencia al respecto fue cuando llegó al país el argentino José Di Nunzio quien era el representante de la naciente empresa disquera La Fania con asiento en Nueva York, con la misión de recorrer todo el territorio nacional, estación por estación llevando la música de la empresa y un incentivo en efectivo para cada locutor para que sonaran los discos en sus espacios.
Con el devenir del tiempo cae en la empresa de Johnny Ventura y se conforma un equipo de promoción y ese es el momento cuando El Chobby desarrolla toda su inventiva para hacer que sus discos sonaran en todas las emisoras del país, ¡incluso Radio Guarachita, que es mucho decir!
El Chobby averiguaba todos los datos de un locutor: dónde vive, si es casado o soltero, el día de su cumpleaños, etc. y con estas herramientas elaboraba las argucias precisas para dar en el blanco, porque cuando había un locutor renuente a sus pretensiones, entonces hacía un compra de comestibles y se lo llevaba a su esposa y de una u otra manera luego ese locutor respondía.
También las visitas nocturnas a la cabina de varias emisoras llevando refrigerios y suculentos sándwich a los locutores de horarios nocturno-madrugadores le dieron muy buenos resultados, así como tener en cada pueblo a un locutor representante que le facilitaba la distribución del material disquero y el pago de dinero.
Pero donde puso a todo el auditorio en ascuas fue cuando reveló que se tenía como un especie de equipo de hermosas jóvenes instruidas para seducir a los locutores más renuentes a que pusieran un determinado disco llegando el asunto hasta irse a un cuarto de hotel a hacer el amor. ¡Sí, señor, en la guerra y en los negocios todo es válido!, diríamos nosotros!
Lloyd C. Capellán, Chobby, afirmó que la payola no estaba penada por la ley y que por tanto no era ilegal, además habló de sus experiencias en otras compañías y empresas que utilizaron sus servicios como promotor o relacionista público, sus primeros años en la radio y las más variadas peripecias que tuvo que afrontar.
Esta charla es muy ilustrativa sobre la historia del arte y la farándula ya que estas realidades no están escritas en ningún libro y traen luz sobre muchas situaciones que se han ignorado hasta el momento.
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