Oficiales de varias agencias “montaron campamento” para manejar la logística de búsqueda de la nave accidentada y de sus dos tripulantes que, según se anticipó, se trata de ciudadanos estadounidenses.
Cual rompecabezas, cuando se reúna la mayor cantidad de piezas de la nave que cayó el lunes en Arecibo, se intentará esclarecer la manera en que ocurrió la tragedia.
Arecibo. Doña María del Pilar Colón veía la televisión en la tranquilidad de su hogar cuando, de repente, escuchó un estruendoso sonido que la hizo brincar de su asiento alarmada.
Aquel ruido que escuchó fue el preludio de un trágico accidente en el que dos hombres a bordo del avión de la línea de carga comercial IBC Airways perdieron la vida tras estrellarse en un área montañosa, a menos de dos millas de la residencia de Colón, en el sector Asomante del barrio Sabana Hoyos de Arecibo.
“Yo creía que me iba a llevar el zinc de mi casa”, dijo doña María, aún impresionada por lo sucedido la noche del lunes.
“Estaba sentada en la sala cuando escuché ese ruido, que se sintió por encima de mi casa. Sabía que era un avión, pero parecía que iba dañado”, relató, al describir que su casa de madera vibró con el paso de la aeronave.
Lo próximo que escuchó fueron “dos explosiones” cercanas a su hogar, a pesar de que no alcanzó a ver fuego ni humo como resultados del accidente.
Desde esa misma noche, y esperanzados de encontrar a ambos tripulantes con vida, un contingente de miembros de diversas agencias estatales y federales realizó una búsqueda que se extendió por varios sectores entre los municipios de Arecibo y Florida. (Primera Hora).
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