sábado, 15 de diciembre de 2012

¡LA MASACRE DE CONNECTICUT HORRORIZA AL MUNDO!

Padres y madres lloran desconsoladamente la muerte de sus hijos

Por Alci de la Rosa

ESCUCHAR LOS RELATOS DE NIÑOS Y ADULTOS QUE FUERON SOMETIDOS A FUEGO CERRADO POR UN ENDEMONIADO QUE CON DOS PISTOLAS EN MANOS ASESINÓ A 29 PERSONAS, ENTRE ELLOS, 20 NIÑOS, en una escuela primaria de Conecticut, dice claramente por donde anda la sociedad norteamericana.

El dolor ha sido tanto en los Estados Unidos y el resto del mundo que el presidente Barak Obama declaró cuatro días de duelo y lo anunció con la voz quebrada por el espanto y la congoja que lo embargaba ante un hecho tan pavoroso.

Para los seres humanos normales es inconcebible que el grado de maldad llegue a tanto en un individuo para cometer un hecho de esta naturaleza sin reparar en el terrible daño que hace a seres inocentes y que han decidido crecer junto a los suyos en una sociedad que le fuera confiable.

Y es que así anda la sociedad norteamericana que se rige por el implacable e insaciable sistema capitalista que en nombre de la democracia y con poderosos medios publicitarios a su alcance crea fabulosos e inalcanzables sueños en el ciudadano común y que muchos de ellos hacen todo lo indecible para lograrlos.

El afán de riqueza, fama o notoriedad hace que algunos de sus ciudadanos ante la frustración de lograr sus objetivos pierdan el control y apelen a cometer los más horrendos hechos, como el que nos ocupa, como manifestación de rencor y odio ante una supuesta sociedad que no le satisface.

En nombre de la democracia en Los Estados Unidos se permiten libertades que son atentados latentes en contra de esa misma sociedad como es el fácil acceso que tiene cualquier persona a las armas de fuego y de llevarlas consigo. 

Se debe reeducar al ciudadano en el sentido de cuáles son los reales valores que deben resaltarse en el ser humano y que están por encima de todo ese espejismo de la competencia social que erróneamente te hace creer que vales nada más por lo que puedes ostentar y no por las prendas morales de la educación y el deber cumplido.

Tanto en esa poderosa nación norteamericana como en muchas otras del mundo, con el giro que ha tomado el comportamiento despiadado de la delincuencia, habrá que tomar estrictas medidas de seguridad y un reordenamiento de las leyes que apliquen penas más duras a sus transgresores y sobre todo que sean mucho más preventivas para tratar que se repitan hechos tan horrorosos.

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