jueves, 20 de diciembre de 2012

CO-MEN-TAN-DO....

Por El Duende


¡QUÉ PAÍS MIS PAÍS! EL OTRO DÍA NADA MÁS Y NADA MENOS QUE TODO UN INGENIERO Y PROFESOR UNIVERSITARIO SE DA UN "JUMO" EN EL ESTADIO QUISQUEYA Y EN SU GOZADERA LE AGARRÓ LA PANOCHA A UNA DE LAS MUCHACHAS QUE BAILAN SOBRE el dogaout del Escogido y cuando fue requerido al respecto por la seguridad del parque este hombre se infló de tal manera que no acató su detención y a fuerza hubo que someterlo a la obediencia y cuando se vio fuera del parque se cambió de ropa para no ser reconocido y tomó una pistola en mano (acto alevoso) y regresó a las gradas y empezó a disparar que Tim McCoy le quedó chiquito, poniendo en peligro las vidas de niños y adultos. Hoy está sometido a la Justicia. 
Luego todo un militar de alto rango, que se supone tiene muy bien que saber lo que es la disciplina y el cumplimiento de una orden quiso también hacer de las suyas. Pues este señor lleno de toda la prepotencia del mundo quiso usar una entrada vedada a todo el que es ajeno a los equipos y porque un seguridad en cumplimiento de su deber le indicó que no debía entrar por ahí, pues se convirtió de repente en una fiera y sacó su arma de reglamento y si no es por la rápida intervención de personas que estaban cerca se hubiese producido una desgracia.
Esperamos que la junta militar que está encargada de investigar este caso evacue rápido el resultado y que sea efectivo y aleccionador para este gorila y otros que pretendan violentar las normas establecidas amparándose en status militar y dicho sea de paso ensuciando el uniforme de la institución.
Señores da verguenza que tanto un profesor universitario como un militar de alto rango estén dando este ejemplo tan denigrante a la juventud nuestra, gente que está llamada a ser los orientadores y cumplidores de nuestras leyes.
Yo quiero felicitar a los integrantes de la seguidad del Estadio Quisqueya que no se dejaron amedrentar por estos tróglodos de nuevo cuño que creen que estamos todavía viviendo en los tiempos de "Concho Primo", haciéndole una advertencia que si arriba no se pone el orden los de abajo lo van a hacer caiga quien caiga, ¡cojollo!

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