jueves, 8 de diciembre de 2011

MUERE EL CREADOR DE LA FAMOSA CUMBIA "LA POLLERA COLORÁ", WILSON CHOPERENA

Archivo/VANGUARDIA LIBERAL
                          El gran folklorista colombiano, Wilson Choperena

Choperena
 En el 2010 se le rendió homenaja por los 50 años de "La Pollera Colorá", en Barranquilla


El clarinetista Juan Madera aportó la músico y Wilson Choperena le puso letra al tema.

Las honras fúnebres del creador de la letra de la famosa cumbia, Wilson Choperena, se celebran este jueves, a partir de las 9 a.m., en la iglesia Nuestra Señora de Torcoroma, en Bogotá.
"Oye, Juancho, yo noto que aquí en el grill Hawái la orquesta nos suena afinada y muy sabrosa para parrandear; pero cuando estamos en los clubes de la petrolera, donde nos pagan bien, la orquesta suena muy fría".

"Maestro 'Chope', hablemos claro... Eso es gracias a las pu...", le respondió a Wilson Choperena el clarinetista Juan Madera, al tiempo que soltaban una carcajada.

Así nació una complicidad alrededor de la cumbia más famosa del folclor colombiano, La pollera colorá, entre su autor, el maestro Wilson Choperena, que murió el martes pasado en Bogotá, y el compositor de la música, Juan Madera, que hoy lamenta la partida de su amigo desde Sucre.

Aquel jocoso diálogo ocurrió un domingo de 1960, en el intermedio de una tocata, en el Hawái, donde el pueblo barranqueño se desfogaba al ritmo de la orquesta de Pedro Salcedo, en la que fulguraban Choperena, voz cantante, y Madera, clarinetista.

Esa tarde, ambos músicos notaron la gran conexión que el público del Hawái tenía con la versión instrumental de La pollera colorá, la cual se interpretó durante varios meses sin letra, porque así nació, de una sola jalada del clarinete de Madera.

Cuando sonaba esta cumbia, el grill -ubicado en el nororiente de Barrancabermeja, a mitad de una calle ciega y polvorienta- se convertía en un hervidero festivo, oloroso a sudor y a pachulí.

Allí no había fronteras sociales: los poderosos gringos de más de dos metros de estatura que trabajaban en la petrolera se lanzaban a bailar con las voluptuosas criollas que se meneaban entre las faldas rojas cuya fama le daría la vuelta al mundo.

Los obreros no perdían el tiempo y también salían a la pista con las gringas y las europeas, mujeres solteras y sin reato alguno que llegaron a bares y grilles de estas tierras del Magdalena Medio santandereano, atraídas por la bonanza del oro negro, que salía a borbotones de los pozos La Cira-Infantas.

Los versos
Lo cierto es que La pollera se salió del Hawái y la gente empezó a tararearla por toda Barranca, un pueblo liberal de racamandaca, donde el azul estaba prácticamente prohibido. "La pollera colorá se hizo popular antes de grabarse en disco. Todo el mundo que pasaba por el Hawái salía con la melodía pegada", recuerda Efrén Jiménez, presidente del sindicato de Artistas de Barrancabermeja.

Choperena, que alternaba la música con la carpintería, asumió en silencio la tarea de hacerle unos versos a la melodía de su gran amigo, cuenta Hernán Herazo Mesa, amigo del dueño de la orquesta: "'Chope' se afanó por ponerle la letra a la cumbia, hasta que le sonó la flauta".

"Juancho, Juancho, oye, Juancho, aquí le compuse yo unos versitos a tu Pollera colorá: 'Aaayyyyyy' ". Ese inmenso grito mágico que traslada a un mundo de sensualidad y que enciende todo el cuerpo, a Madera le puso la piel de gallina, dice Herazo: "El
maestro le imprimió todo el amor, todo el entusiasmo posible".

Lo cierto es que Madera quedó absorto, mientras Choperena, feliz, cantaba: ...Al sonar los tambores / esta negra se amaña / al sonar de la caña..."

-Qué vaina tan buena, 'Chope'- , volvió en sí Madera.

-¿Me vas a dar permiso pa'ponérsela?

-Homb'e, cómo no, 'Chope', no estaría de más, ponle los versos a
La pollera colorá.

Ahí sí, la canción se regó como pólvora, se metió en cuanto cumpleaños, matrimonio, primera comunión y bautizo había...
"Los bailes siempre empezaban con un vals o un pasodoble. A los clubes había que ir de corbata y las mujeres, con vestidos bien largos. Cuando salió La pollera, la gente esperaba que pasara esa música suave para que llegara La pollera colorá y empezar a parrandear de lo lindo", narra Jiménez.

La primera grabación

A mediados de 1960, se decidió hacer una grabación artesanal de La pollera, en la recién fundada Radio Pipatón, a propósito de la cercanía de las Fiestas del Petróleo, en agosto. "Esa grabación empezó a las 10:30 de la noche y duró hasta casi las 3 de la madrugada. Yo tuve que ir a comprarles dos 'ombligonas' de aguardiente para que se sintieran chéveres todos esos señores de la orquesta", recuerda el periodista Antonio de Jesús González, por entonces mensajero de la emisora.

Luego, fue llevada a un estudio de Medellín y, para las fiestas de agosto, La pollera terminó de poner a bailar a toda Barrancabermeja.

Tras las fiestas, quedó demostrado que se estaba frente a un tema extraordinario, comenta el folclorólogo y director del Festival de Bandas del puerto petrolero, Édgar Arturo Esparragoza. Sin embargo, el director de la orquesta aún no creía en ella. "Como el maestro Salcedo era muy conocido en Barranquilla, se fue con la orquesta a grabar allá, en acetato, con el sello Tropical cinco temas de él, con Choperena como cantante y Madera, en el clarinete", relata.

Todos gustaron, menos una cumbia que llevaba.

"Maestro Salcedo, ¿no tiene otra cumbia por ahí pa' que la cambie? Esa que grabó no me gustó", le dijo el técnico. Pero Salcedo no tenía nada más y se quedó en silencio.

"Maestro Salcedo, vamos a probá con La pollera colorá", propuso Madera. Dicho y hecho. Así nació este fenómeno musical que le ha dado la vuelta a todo el mundo y que para muchos, sin exagerar, es un verdadero himno nacional.

La controversia
En 1962, Choperena y Madero registraron la cumbia en la Notaría Primera, de Barrancabermeja, pues ya veían que La pollera se pegaba en todas las estaciones radiales del país. Fue un hit musical de tal magnitud que de un solo envión lanzó a la orquesta de Pedro Salcedo de Barrancabermeja a Bogotá, donde se estableció, a partir de 1965.

Madero, natural de Sucre, no quiso irse a la capital y prefirió regresar a su departamento, mientras Choperena se instaló en Bogotá, lo que lo puso en el foco de todos los medios, que lo reconocieron, por muchos años, como el único padre de la emblemática cumbia. "Con el tiempo, el maestro cometió el error de no reconocer mi autoría. Tuve que demandarlo y el juez falló a mi favor", comenta Madera.

Tras el lío judicial, los viejos amigos volvieron a hablarse esporádicamente y compartieron el fruto de las regalías hasta el martes pasado, cuando se ahogó para siempre el grito alegre de Choperena.

"Yo lo perdono; recibo con mucho pesar su muerte. 'Chope' se me ha adelantado. Yo creo que más adelante nos encontraremos en el cielo para volver a tocar La pollera colorá", dice lacónicamente Madera.

Curiosamente, a Choperena, creador de la letra de esta cumbia que identifica a Colombia en el mundo entero, no se le conocen otras composiciones que hayan trascendido tanto como La pollera.

Las exequias del maestro, nacido el 25 de diciembre de 1923, en
El Plato (Magdalena), se celebrarán en la iglesia de Nuestra Señora de Torcoroma, de Bogotá (carrera 9B No. 124 34), a partir de las 9 de la mañana.
MANUEL NAVARRO
Especial para EL TIEMPO
Bucaramanga

1 comentario:

  1. Muchísimas gracias por dar esta información tan importante, que en este momento recién descubro. Soy loca por "La pollera colorá" y recién acabo de descubrir, en la red, los nombres de los dos genios :-) que crearon esa increíble cumbia, para mi LA cumbia - por excelencia. Y que hermoso poder ver la imágen de Wilson Choperena y enterarme de cosas sobre el y tambien sobre Juan Madera. Ambos son genios. Y les debo TANTO!!! Para mí la pollera colorá es un elixir vital, es lo mejor, llena de vida, increíble ritmo, genial texto, super ritmo...

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