No podemos negar que nos gusta David R.Russell como director. Sus tres films anteriores son buen ejemplo de su destreza: “Three Kings”, del 99, “The Fighter”, del 2010, y “Silver linings playbook”del 2012 son buena prueba de ello.
Sin embargo, a excepción de la primera de ellas, “Three kings”, cuyo guión es suyo basado en una historia de John Ridley, los guiones de las otras son menos consistentes cuando él interviene en su ejecución: en “The Fighter” no puso una letra, la historia es de Keith Dorrington, Eric Johnson y Paul Tamasy, y el guión de los dos últimos y Scott Silver, y es muy bueno. En cambio, Russell escribió el guión sobre la novela de Matthew Quick y nos pareció, en comparación, el más flojo de los tres, incluso más convencional y previsible; que la novela ofreciera lo mismo no importa, lo que interesa es el resultado final diegético.
Ahora, enfrentados a la tan cantaleteada “American hustle”, podemos decirles que nos quedamos buscando la tanta calidad que le han endilgado los críticos norteamericanos.
En realidad, si vamos a hablar de películas que tengan como eje central de su historia la estafa, el referente que tenemos (y creemos que tendremos por muchos años) es “The Sting”, de George Roy Hill, una historia excitante, con un ritmo impresionante, con actuaciones de conjunto formidables.
No queremos implicar con este exordio que “Escándalo americano” es una mala película, ni siquiera una buena cinta. Pensando solo en ese mencionado elenco tenemos por fuerza que elevar su categoría.
Tampoco nos salgan ahora con la simpleza de que “eso que se cuenta sucedió en realidad”, porque ya hemos dicho en muchísimas oportunidades que el hecho de que un film cualquiera cuente una historia sucedida hace un mes o 50 años no le confiere categoría; en realidad, todo depende que cómo se cuenta esa historia. Lo que sí debe tener una historia es verosimilitud, sin importar su género.
Viendo los detalles de esa historia que sucedió en 1978, apreciando cómo el timador Irving Rosenfeld se une a la hermosa Sidney Prosser en una pareja capaz de engañar a cualquiera, viendo lo que ocurre cuando es “pescado” por el agente del FBI Richie DiMaso y forman un trío de timadores trabajando para atrapar a peces más gordos, incluidos congresistas y senadores a través del primer engatusado, el alcalde Carmine Polito, podemos apreciar, por encima de todo, la versatilidad interpretativa rotunda de todos los mencionados. (L.D.)
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