sábado, 18 de octubre de 2014

EL DESASTRE DEL ORDEN PÚBLICO


La Policía Nacional, autoridades edilicias y otros organismos del Estado han dejado de lado el orden público permitiendo así que el Gran Santo Domingo sea una de las ciudades más ruidosas del planeta en que sus ciudadanos, especialmente ancianos, estudiantes y obreros tengan que sufrir a diario la embestida de poderosos aparatos de música que perturban sus horas nocturnas de descanso.

Desde los colmados y vehículos que portan modernos y poderosos aparatos sale la música irritante que hace que personas entradas en edad tengan que levantarse de su lecho para buscar amparo en un medicamento para calmar los nervios. Y nunca tomarse el riesgo de salir a indicarle a su agresor que está violando la ley porque puede perder hasta la vida.

La Policía ha dejado su labor del orden público de lado ya que solo actúa cuando se presenta una emergencia y cuanto al contrario su misión es corregir constantemente lo que en la calle está mal para llamarle la atención a quien estacione su vehículo en forma irregular, a los que ocupan los espacios públicos en beneficio propio y afectando el paso libre de los peatones.

En esta ciudad primada de América cualquier hijo de vecino en nombre de mantener su familia o buscarse unos pesos improvisa en plena calle un negocio de venta de comida rápida operando hasta horas profundas de la madrugada en donde llegan clientes que vienen de parranda con sus aparatos de música a todo lo que da y así interrumpiendo el sueño de decenas de ciudadanos que tienen que ir a trabajar desde el amanecer.

La Policía conjuntamente con las autoridades edilicias y otras dependencias del Estado deben tomar medidas urgentes en este sentido haciendo operativos nocturnos para llevar paz a cientos y cientos de ciudadanos que en sus propios hogares se les niega ese derecho.

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