SANTO DOMINGO UNA CIUDAD EXTREMADAMENTE PELIGROSA

Espanta leer la crónica roja en los periódicos de circulación nacional en que la perversidad de los asaltantes se ensaña en una forma monstruosa en contra de sus indefensas víctimas sin importar que sean hombres, mujeres, ancianos o niños. Nada de eso cuenta, su misión es depredar a cualquier costo.

Santo Domingo se ha converitdo en una ciudada extremadamente peligrosa en la que see asesina a una estudiante y su hermano cae seriamente herido tan solo a quince metros de llegar a su casa desde la universidad; asaltantes entran a una vivienda y asesinan a un joven y se llevan todo cuanto sea de valor; un anciano fue asesinado también en el interior de su hogar por motivo de robo; macheteros llegan a un colmadón la emprenden contra todos los presentes y dejan un horrible saldo de heridos, etc.

Señores, eso es solo lo que sale en la prensa ya que otros cientos de casos que tienen aterrorizada a la ciudadanía suceden a diario en sectores de todos los niveles sociales y que se conocen de boca en boca dando cuenta de lo desamparada que está la sociedad ante el avance indetenible de los malhechores.

No hay dudas que la delincuencia está operando a todas sus anchas amparada en un maldito Código Procesal Penal que también le deja pingues beneficios a una camada de abogados desaprensivos que tienen el triunfo asegurado de sus defendidos con la aplicación de los términos de ese capítulo de leyes que pone en situación muy engorrosa, ¡hasta de muerte!, a las víctimas para probar el hecho cometido por sus atacantes.

Toda esta estela de crímenes y asaltos a diario desdice mucho del llamado plan de seguridad nacional porque lo que menos hay es eso seguridad en el ciudadano y hasta de día usted tiene que salir a alcanzar a sus hijos e hijas cuando vienen de la escuela, y armarse de con algo, ante cualquier eventualidad.

Hay reportes de dominicanos que residen en Nueva York y en otras ciudades del extranjero que han dejado de venir al país porque están alarmados con los hechos vándalicos que impunemente se registrán en territorio dominicano sin importar lugares turísticos, zonas residenciales o barrios populares. La delincuencia campea por sus fueros dejando muy atrás los cuerpos del orden del Estado que más que patrullando lo que se ve con más frecuencia es cobrando "peajes" en bares y colmadones.