miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡NICK VUJICIK, QUIEN NO POSEE BRAZOS NI PIERNAS, DICE EL POR QUÉ ES FELIZ!

Desde inicio de su presentación en el país, Bujicik ha sido motivo de inspiración para miles de dominicanos que asistieron a una conferencia donde ofreció testimonios del valor de la fe y la esperanza.

Pese a carecer de brazos y piernas, el australiano Nick Vujicic no se rinde. Con esas deficiencias físicas, ha puesto todo su empeño para alcanzar sus metas. Y lo ha logrado.
Con orgullo confiesa que no alberga ningún temor, ni se siente una persona infeliz.
“La verdad es que no necesitas ni manos ni piernas para ser feliz; puedo sonreír”, afirma.
A esta conclusión llega después de poder hacer cosas que parecían imposibles para él: jugar golf, nadar, bucear, surfear.
Contrajo matrimonio, tiene un hijo y se ha convertido en un orador motivacional y predicador cristiano que anda por el mundo contan-do su experiencia. “Tener miedo es peor que no tener brazos y piernas”, dijo, al dictar una conferencia con el titulo “Todo es posible”, en el estadio olímpico, organizada por la Fundación Pediátrica por un Mañana.
En ese escenario, compuesto mayormente por estudiantes de centros educativos, Vujicic exhortó a los jóvenes a no darse por vencidos en sus esfuerzos por lograr sus propósitos.
“No hay ninguna razón para una persona darse por vencida”, insistió.
Entre chistes y anécdotas sobre su vida, Vujicic inspiró a más de 8,000 dominicanos que asistieron a la charla con su testimonio de fe y esperanza, con un mensaje que ha llevado a 54 países.

Bejicic a desplazarse por lo pasillos entre el público

También orientó a los jóvenes a no dar importancia a cómo los demás les miren y a no preocuparse por cosas materiales que no tienen.
Entiende que el dinero no es nada y que las personas pueden tener lo que quieran si se proponen conseguirlo.
Los aconsejó a no tener sexo antes del matrimonio y a decir no a la pornografía.
Los motivó, además, a seguir adelante pese al fracaso, tras preguntar ¿qué sucede cuando fracasas? y seguido aportar la respuesta de “sigues adelante paso a paso, esos pequeños pasos te acercan a donde puedes llegar”.
En ese momento contó que logró aprender a nadar después de fracasar en 15 intentos.
Lo hizo cuando tenía seis años, pero ya los 18 meses sus padres se dieron cuenta que podía flotar en el agua.
“Lo que hagamos en la vida depende de nuestras decisiones, el punto es que tu destino no está descansando en lo que el otro crea”, aseguró, tras recordar que sus padres le decían “Nick, no sabes lo que puedes hacer hasta que lo intentes”.
Considera que no se puede depositar la felicidad en cosas que solo producen a esta de manera temporal. “Si pones tu felicidad en cosas temporales, entonces tu felicidad será temporal”, señala.
Con un tono jocoso, Vujicic mantuvo al auditorio cautivo, sin espacio para aburrimiento, a pesar de que hablaba en inglés y una persona traducía en español. En ocasiones, pronunciaba términos en el idioma castellano.
Entre el público, se encontraban 20 pacientes que reciben atenciones especializadas en el Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del hospital General de la Plaza de la Salud (HGPS), que los envió y les cubrió el transporte y el costo de la entrada.
Expone que él no sabía que se iba a casar, que iba a ser orador, ni a conocer presidentes.
Pero se apoyó en la fe que tenía. “Si no creo que hay esperanza me voy a dar por vencido”, confiesa.

Intercambio 

Al concluir la conferencia en la audiencia hubo preguntas para Vujicic. ¿Què ha sido lo màs difícil en su vida? Se le preguntó, a lo qure respondió: “no poder vencer el temor, no saber quién podía ser yo, no saber cuál sería mi propósito”. Y agregó, “pero ahora ya lo encontré, gracias a Dios”.
Luego, un grupo de niños le entregó una medalla en reconocimiento a su trayectoria, a nombre de la Fundación Pediátrica por un Mañana, organizadora de la actividad.
Al final Vujicic recibió un retrato suyo que le pintó el joven Luis Andrés Pérez.
En ese instante hubo un momento emotivo que impactó a los presentes. Fue cuando la animadora Pamela Sued dijo que Luis Andrés no podía escuchar sus aplausos y pidió a los asistentes levantar sus manos para que él los pudiera notar. La obra fue elaborada por un sordo mudo. (Wanda Méndez/Listín).


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