Miley Cyrus entrega a su público
A pesar de que era imposible repetir el efecto sorpresa de su actuación en los MTV VMA de Nueva York del final del verano, Miley Cyrus volvió a focalizar ayer en Amsterdam toda la atención en los premiosEuropean Music Awards (EMA), los parientes europeos de esta fiesta que celebra el fenómeno fan de la música combinando una puesta en escena espectacular con una indisimulada inclinación por la polémica.
Después de aquel escándalo, y a pesar de las sesiones de'twerking' (el meneo de glúteos en plan 'perreo') con las que abrió la velada, su participación estuvo mucho más comedida y adelgazada de chicha. Sin embargo, al recoger el premio al mejor vídeo por'Wrecking ball' volvió a liarla al encenderse un porro ante los cerca de 700 millones de espectadores potenciales de la gala.
Al contrario que en otras ocasiones, en estos EMA no hubo un ganador claro. En el cómputo total aparece Eminem con dos premios por encima del resto, pero el hecho de que uno de ellos le fuese concedido por la propia cadena, en categoría de 'Icono Global', dejó el palmarés de galardones elegidos por el público (cerca de 300 millones de votaciones) muy repartido, con un premio por cabeza. Así, la propia Miley (Mejor vídeo), Katy Perry (mejor intérprete femenina),Beyoncé (Mejor directo), Bruno Mars (Mejor canción por 'Locked out in heaven'), Justin Bieber (mejor intérprete masculino) y One Direction (Mejor artista pop, aunque su componente Harry Styles se llevó otro premio al Mejor look), por citar algunas de las estrellas que subieron al podio.
La locona de Lady Gaga
La gran derrotada fue Lady Gaga, con su disco 'Artpop' todavía en la rampa de lanzamiento, pero con un par de singles y vídeos circulando desde hace tiempo, lo cual hizo más sangrante que no se llevase ningún premio. Un hecho que confirma el cambio de ciclo en el respaldo de la cadena televisiva a la excéntrica estrella y que apoya la renovación hacia Cyrus.
El espectáculo estuvo conducido por Redfoo, mitad del dúo LMFAO, que no tuvo que hacer muchos esfuerzos para ejercer de 'clown' hiperactivo. Así, se quedó luciendo más anatomía de la cuenta al quedarse en calzoncillos plateados 'speedo' a las primeras de cambio. En cuanto a la puesta en escena, coronada por una estructura circular de luces, pantallas y cables por los que ascendían o descendían las estrellas, tampoco resultó apabullante como en otras ocasiones (mención especial para la caja de los EMA de Madrid 2010).
El hilo estilístico era la vida extraterrestre, con presencia de alienígenas repartidos en la pista y las gradas del Ziggo Dome de Amsterdam, que acogió la gala.
Muy discreta, con un vestido plateado bastante menos descocado de lo que se podría esperar de ella, Miley abrió la noche cantando una brevísima 'We can't stop', el tema con el que se inició la polémica en los VMA, con un ligero restriegue glutear ante unos alienígenas y acompañada de Little Britney, una chica enana de su nueva 'crew'. Curiosamente, le siguió en el escenario Robin Thicke, su cómplice en la polémica del 'twerking'. Pero en esta ocasión cada uno actuó por separado y no hubo interacción entre ambos.
Chicas en tanga
En vez de eso, Thicke recurrió a Iggy Azalea para su archiconocido (y problemático, por su disputa legal con la familia de Marvin Gaye por un supuesto plagio) 'Blurred lines', rodeado de nuevo de chicas en tanga, sólo que en esta ocasión pintadas de plateado y con los pechos cubiertos de purpurina. A continuación atacó 'Feels good' con su piano, de nuevo escoltado por chicas semidesnudas pero éstas pintadas de dorado. Nuevo alimento en cualquier caso para el debate sobre la cosificación de la mujer por parte del cantante norteamericano.
A pesar de que Miley había llegado con ganas a Amsterdam (tuiteó una foto el día antes de llegar en la que la veía posiblemente 'fumada', tras escuchar reggae, y se la pudo ver en un 'coffee shop' de la ciudad junto al local Afrojack) su segunda actuación de la noche, cantando 'Wrecking ball', parecía confirmar (falsamente, como se vería después), la cecepción: sin moverse de sus gigantescas plataformas se desgañitó sobre el escenario al borde de las lágrimas y con su clásico modelito de bañador de entrepierna tirante.
Así que le tocó a Katy Perry el papel de levantar el nivel dramático con su interpretación de 'Unconditionally', un baladón de lo más flojo de su último disco ('Prism'), pero que dejó a todo el mundo con la boca abierta cuando Perry, suspendida del techo, se convirtió en una bola de discoteca humana descubriendo un traje de espejos que reflejaba la luz.
La gala se celebró en Amsterdam y estuvo teñida de bromas y menciones a las drogas
Por el hecho de tener lugar en Ámsterdam, ciudad permisiva con el consumo de drogas, la gala estuvo teñida de bromas y menciones a las sustancias estupefacientes. En primer lugar, por el porro de Miley, pero también por la presencia de Snoop Dogg, rapero 'fumeta' por excelencia, en una fiesta paralela en un local del centro de la ciudad donde se rindió homenaje a su mítico disco 'Doggystyle', dos décadas después.
También, por las bromas en vídeo de Will Farrell metido en su personaje de Ron Burgundy, comiendo brownies en 'coffee shops' y perdiéndose en el Barrio Rojo. Y, por supuesto, por Eminem, que ganó también el premio al mejor músico de hip hop y que tras su actuación (anunciada por sorpresa un día antes de la gala) delante de un gigantesco 'boombox' dijo "I love meth" ( "Me encanta la metanfetamina"), no se sabe si por provocar, porque realmente está consumiendo la droga o por una mención al actor RJ Mitte, de la serie 'Breaking Bad', que gira en torno a esta sustancia.
Por lo demás, Bruno Mars tocó 'Gorilla' en plan Lenny Kravitz junto a una bailarina de Pole Dance, Jared Leto se llevó un aplauso por pedir un minuto de silencio por las víctimas de Filipinas y lanzó un mensaje de amor al recoger el premio al mejor grupo "alternativo" para 30 seconds to Mars: "Gracias a los soñadores y a los que hacen que los sueños se vuelvan realidad". Y para cerrar, Icona Pop pusieron sobre el escenario su megatemazo 'I love it'.
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