Por Alci de la Rosa
ESTE "MARCHANTE", LLAMADO DANNY BERRÍOS, ES LO QUE SE LLAMA UN DESCARADO DE MARCA MAYOR QUE NO MERECE EL CALIFICATIVO DE CANTANTE CRISTIANO, SINO UN VULGAR COMERCIANTE DE LA CANCIÓN.
Se sabe que un espectáculo conlleva gastos considerables para su realización y que deben cubrirse con lo recaudado del público que paga por el mismo y que lo acordado en contrato debe cumplirse como manda la ley. Pero dice Johann Wolfgang von Goethe, escritor alemán, en su obra Fausto, que "poderosa es la ley, pero más poderosa es la necesidad".
Este es el caso del cantante supuestamente "cristiano", Danny Berríos quien iba a cantar para una secta evángelica en el polideportivo de Hato Mayor y porque faltaban 10 mil pesos de lo acordado se negó a hacerlo exasperando la paciencia de los feligreses quienes la emprendieron contra éste con toda suerte de objetos que tenían a mano, como botellas y vasos plásticos descartables.
Se supone que más que el negocio está por encima el mensaje melódico con la palabra de Dios que debe ser el fin último de este farsante que lo único que le interesaba era tener la cartera llena de pesos para poder inspirarse en la palabra del Señor.
Ya Jesucristo lo dijo hace mucho tiempo que vendrían lobos disfrazados de ovejas, palabras ciertas como un templo del Rabit de Galilea que predicó con el ejemplo porque dada su fama en todo el Medio Oriente llegabann a él recursos inmensos y nunca atesoró nada, sino que lo repartió inmediatamente a todos los pobres que acudían a sus prédicas.
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