Maley Cyrus en una de sus extravagantes poses.
Por Alci de la Rosa
Nosotros no somos fans de la excéntrica artista norteamericana Maley Cyrus y nunca nos ha gustado, desde los años de inquieta juventud, ir a ver a mujeres que por dinero hacían ciertos "destapes" para satisfacer la morbosidad de los asistentes al lugar, pero creemos que la prohibición de su Show aquí en Santo Domingo es una medida totalmente anacrónica, es decir que no se compadece con el avance del mundo de hoy.
Qué puede presentar esta díscola artista norteamericana que no se haya visto en este país en múltiples vídeos que especialmente jóvenes e infantes bajan para estar al día en el top de la música de moda? Además ese espectáculo no es para niños de la escuela Madre Teresa de Calcuta, ¡no!. Es para una presentación en un recinto privado en donde cada espectador ya adulto tendrá que pagar para verlo y tiene toda la libertad amparado en la constitución de la República para hacerlo.
Nadie está obligado a ir a ver este show y ya hemos expuesto que será privado en un aforo cerrado por lo que su censura coloca al país entre aquellas naciones muy distantes de nuestra geografía en que el fanatismo religioso se impone por la fuerza llegando hasta el extremo de matar por cualquier insignificante manifestación que se considere que mínimamente ofenda a sus creencias milenarias.
Además lo que uno ve y oye a diario en estas calles de Dios no está muy lejos de lo de Maley Cyrus y sin embargos los supuestos encargados del orden público no hacen nada para incautar aparatos, bocinas y pantallas de televisión que públicamente corrompen la población con sonidos y vídeos reñidos con la moral y las buenas costumbres.
Esperamos que la sensatez regrese a la cabeza de las autoridades que han tomado esta medida tremebunda y comprendan que están violando el derecho de libre tránsito y deseo de miles de dominicanos. Es nuestra posición.
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