Alicia Torres decidió abandonar su carrera de enfermera para entregar su voz a la música cristiana. Suministrada
La cantante promueve su segunda producción, Sigo viva.
En el año 2000, Alicia Torres vio su vida detenida en una cama a causa de una negligencia médica. La ciencia entonces le negó la posibilidad de volver a caminar, pero ella confió en que su fe superaría todos los pronósticos.
Y no se equivocó. “Cuando Dios me sacó de la cama, de ese estatus en que estaba, le pedí a Dios dirección a ver qué hacía”, cuenta la cantante sobre el proceso que inició su primer disco, A pesar de mí.
Cinco años más tarde, le llegó la segunda prueba. Otra vez su salud se tambaleó por un cáncer de hueso que le afectó la cadera izquierda.
“Si uno asume una actitud diferente y realmente te pones en las manos de El, porque yo sentí que Dios me estaba cargando en ese momento; yo estaba sola, no estaba casada y fue un momento en que sentí que Dios estaba conmigo”, compartió la asistente de la iglesia Adventista del Séptimo Día.
La intérprete promueve ahora su segundo álbum, Sigo viva, un trabajo que la convenció dedicarse de lleno a la música.
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